La depresión y la ansiedad aumentan el riesgo cardiovascular

salud4_5Hasta hace poco tiempo, no estaba claro que los padecimientos mentales pudieran incidir en la enfermedad cardiovascular: una cosa era la mente, otra el corazón y la circulación de la sangre.

Hoy se sabe que la depresión y la ansiedad duplican la probabilidad de sufrir un evento cardíaco en personas que tienen otros factores de riesgo más conocidos como el hábito de fumar, sedentarismo, obesidad, colesterol alto e hipertensión.

Entre los expertos del mundo que toman en cuenta los trastornos del ánimo, se halla Juan José Badimón, director de la Unidad de Investigación en Aterotrombosis de la Escuela de Medicina del hospital Monte Sinaí, en Nueva York, quien considera que “la ansiedad es un problema mucho más importante que la depresión, pero ocurre que las dos patologías suelen ir juntas y debemos prestarles atención, porque van en aumento y en poco tiempo serán una epidemia”.

“Todavía no sabemos cuál es la causa, pero está claro que el tratamiento con antidepresivos no mejora el cuadro”, agregó a su paso por Córdoba durante el 34º Congreso Nacional de Cardiología realizado en mayo.

Mujeres

Consultado sobre una corriente en cardiología que sostiene que a las mujeres no reciben el tratamiento correcto cuando tienen un infarto y, por lo tanto, tienen mayor mortalidad, Badimón expresó que “en realidad, demoran casi tres veces más de tiempo que los hombres desde que tienen dolor en el pecho hasta que llegan a un hospital, entre otras cosas, porque poseen un umbral más alto de dolor”.

Esto implica que soportan las molestias por más tiempo y llegan tarde a la atención médica, lo que significa, en muchas oportunidades, que las secuelas son graves o que tienen menos chances de vivir.

Además, “la sintomatología del infarto en la mujer es distinta, se suele confundir con problemas gastrointestinales”, indicó el cardiólogo. En cambio, “el varón sabe que si tiene una opresión en el pecho y se le extiende hacia el brazo izquierdo, puede ser un problema cardíaco”.

Por lo tanto, la recomendación para las mujeres es que “no esperen sentir un dolor en el pecho y que vale más una falsa alarma, que ir tarde al hospital”, apuntó.

La placa y los coágulos

La formación de placas (ateromas) en las paredes de las arterias es un problema para la circulación de la sangre. Las más peligrosas son las llamadas “vulnerables” en términos de Badimón, ya que por su alto contenido en lípidos, se rompen con más facilidad que las placas de calcio.

“En estudios de personas que han fallecido por enfermedad cardiovascular, se ha visto que en el 80 por ciento de los casos la causa de la muerte es una placa pequeña rota y un trombo que está anclado allí”, apuntó el experto.

stas placas se identifican con resonancia magnética y marcadores específicos. “El punto es que si una persona tiene una placa vulnerable, quiere decir que algo va mal en su organismo, porque hemos de asumir que ese paciente tiene más placas. Como no se puede poner un stent en cada una de ellas, si las ayudamos a remover el lípido que hay en su interior, lograremos estabilizarlas y disminuirá la probabilidad de rotura”, explicó.

Algunas roturas de placas producen infartos o la muerte de una persona, pero no siempre es así. Depende de la composición de la sangre, que se modifica si el paciente es diabético o fumador, entre otros factores. Además, la severidad de un evento cardiovascular se relaciona con las condiciones de la pared de la arteria, de la sangre y de las características del sector donde se produce.

Factores contextuales

“Me he quedado parado por la incidencia de obesidad y triglicéridos altos que hay en Centro y Sudamérica”, indicó Badimón. Agregó que “los triglicéridos elevados no son un problema tan importante en Estados Unidos, pero aquí sí y –además de las estatinas–, está bien tratarlos con fibratos, aunque no aparezcan en los protocolos”.

En este sentido, el cardiólogo que visitó recientemente la provincia propuso que los protocolos deben ser orientativos y no reglas a aplicar automáticamente.

Tratamientos y prevención

Prevención

Las enfermedades cardiovasculares no asociadas a una causa genética están entre las denominadas “enfermedades crónicas no transmisibles” (ECNT), asociadas a un estilo de vida.

“¿Cómo se frenan las enfermedades del corazón?”, se le consultó a Badimón en su visita a la ciudad. “Hay que intentar reducir o prevenir su manifestación clínica con estilo saludable de vida”, respondió. Y describió que esto implica “más ejercicio, comer mejor, dejar de fumar, comer vegetales, pescado, y comenzar con estos hábitos y educación desde la infancia”.

Variaciones en el abordaje de los pacientes

La pregunta de si las evidencias científicas acumuladas a partir de estudios deben influir automática y universalmente en el abordaje de las enfermedades cardiovasculares es habitual.

Para Badimón, los protocolos de tratamiento de enfermedad cardiovascular deben ser orientativos y no reglas para aplicar automáticamente, porque “las investigaciones se realizan con pacientes ‘ideales’, mientras que, en el consultorio, los médicos se enfrentan a personas que llegan con un sinnúmero de variables agregadas”, entre ellas, la raza y el contexto en el que viven.

Muerte súbita en deportistas

Hace algunos años, cuando una persona tenía diagnóstico de arritmia por displasia arritmogénica del ventrículo derecho o por miocardiopatía hipertrófica, no podía realizar deportes y mucho menos pretender ser una atleta o deportista de élite.

Los problemas mencionados por sus nombres técnicos (y complejos), son las causas más comunes de muerte súbita por arritmias y las que con frecuencia afectan a esos deportistas que de pronto son noticia en los medios por lo insólito que resulta su muerte en pleno juego.

Sin embargo, las cosas han ido cambiando y de hecho se ha visto a jugadores de fútbol que sin ningún avatar del partido, caen desmayados y de pronto reaccionan para sorpresa de compañeros y personal de asistencia.

Esas personas tienen implantado un desfibrilador que frena la taquicardia. “El riesgo de tener la arritmia es el mismo, la diferencia ahora, es que tiene el desfibrilador que la detiene”, explicó André D’Avila, director de Electrofisiología en Clínica Ritmo del Hospital SOS Cardio de Florianópolis, Brasil.

Muchas veces, estos problemas no dan síntomas y para detectarlos es indispensable el control médico antes de iniciar un programa de actividad física. El electrocardiograma es básico y si da alguna anomalía que indique arritmia “con ecocardiograma y una resonancia, el diagnóstico es muy claro”, apuntó el cardiólogo.

 

Fuente: http://www.lavoz.com.ar/salud/la-depresion-y-la-ansiedad-aumentan-el-riesgo-cardiovascular

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