Hipertensión, una prioridad sanitaria

Hipertensión, una prioridad sanitariaEste año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió conmemorar el Día Mundial de la Salud priorizando la prevención, control y tratamiento de la hipertensión arterial, por sus inquietantes cifras de problemas cardiovasculares y de mortalidad.

Años atrás, consultado sobre la alimentación de un bebé, un pediatra dijo sin vueltas: “Sobre algunas cosas tenemos distintos criterios, pero en lo que no negocio de ninguna manera es sobre la sal. Ponele una pizca a la comida de tu hijo y mejor si no le agregás nada; con los alimentos que ingiere ya tiene suficiente. Es cuestión de costumbre para vos y para él y le vas a cuidar su salud a largo plazo”.

Luchar para deshabituarse al consumo de sal implica trabar batalla con la cultura de lo considerado “rico y sabroso” que hoy tiene a la mayoría de las personas incorporando alrededor de 12 gramos diarios de sal, cuando lo deseable es no superar los 5 gramos (equivalentes a una cucharita de té al ras) para todas las comidas de una jornada.

Lo cierto es que resulta más fácil no “enviciar” con el sabor salado desde la niñez, que quitar el hábito más tarde.

“Los estudios demuestran que si como sin sal en mi dieta, mi presión arterial va a ser mucho menor y la reducción de complicaciones cardiovasculares, renales y de cualquier tipo, es enorme”, subraya Jorge de la Fuente, jefe del Servicio de Nefrología y del Programa de Trasplantes Renales del Hospital Privado. Y agrega: “Entonces, la disminución drástica de sodio como intervención primaria desde la niñez, es muy importante para asegurar que la gente a lo largo de su vida tenga muchas menos chances de tener problemas cardiovasculares graves”.

La otra cara del consumo excesivo sal es que, actualmente, hay más adolescentes hipertensos –muchos de ellos con problemas de obesidad y sedentarismo– y “existen estudios que demuestran que una dieta excesiva en sodio es un factor independiente que predispone y acelera la aparición de hipertensión arterial en esa edad pediátrica”, advierte Alejandro Allub, miembro del Servicio de Cardiología Pediátrica de Hospital de Niños de la Santísima Trinidad.

El especialista indica que “un examen de rutina de todo paciente pediátrico debe incluir: la toma de la presión arterial (siempre con un manguito adecuado al brazo del paciente), la auscultación cardiaca y la palpación de pulsos radiales y femorales”.

“Esto debe ser tenido en cuenta mucho más estrictamente en niños con antecedentes familiares de hipertensión arterial”, señala Felipe Martínez, profesor titular de Medicina Interna en la UNC y Director del Instituto Damic-Fundación Rusculleda. Y remarca: “Sólo un dato para apoyar lo anterior: el hijo de ambos padres hipertensos, tiene casi diez veces más posibilidades de desarrollar la enfermedad que el hijo de padres con tensión normal”.

Máxima y mínima. La hipertensión es una enfermedad que no presenta síntomas y que se va desarrollando con los años. “Los mecanismos productores de la enfermedad pueden estar presentes desde antes del nacimiento –explica Martínez–, pero la elevación de las cifras de presión arterial, generalmente, es una manifestación tardía, en el adulto”. No obstante, es un problema que, en silencio, comienza tempranamente en la vida y para evitar problemas, hay que controlar la presión una vez al año, en todas las personas a partir de los 3 años.

“Los estudios epidemiológicos, incluso los realizados en Argentina –agrega–, muestran que entre 1 y 2 por ciento de niños y adolescentes tienen cifras tensionales anormales. Por eso es necesario no esperar a que suba la presión, porque cuando eso ocurre, ya es tarde”.

El especialista indica que los controles periódicos y los métodos diagnósticos actuales –especialmente en niños y adolescentes con más riesgo de desarrollar hipertensión–, “permiten detectar cambios y comenzar con las medidas de prevención más estrictas”.

El 30 por ciento de la población mundial tiene hipertensión arterial, el 14 por ciento no lo sabe y el 16 por ciento toma la medicación, pero muy pocos se controlan. Estos datos sustentan que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) alerte que “la presión arterial alta es el principal factor de riesgo de muerte y enfermedad en el mundo”.

Según el grado de hipertensión, una persona tiene entre cinco a diez veces más riesgo de padecer un evento cardiovascular que un individuo con tensión normal.

“Hoy, entre el 50 y el 60 por ciento de las muertes se da por enfermedades ligadas al aparato cardiovascular y, en el 90 por ciento de esos casos, la hipertensión arterial está presente, ya sea en forma directa o indirecta”, afirma el presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (Saha), Daniel Piskorz.

Más de dos tercios de los pacientes hipertensos padecen otras alteraciones relacionadas con su corazón y arterias. “Las más comunes –apunta Felipe Martínez– son la insuficiencia coronaria, la mala función de los riñones y la diabetes”. “Esta última –agrega– tiene mucho en común con la hipertensión, y entre ambas se potencian. Por ello en todo hipertenso hay que descartar que no haya algún grado de diabetes y, a la inversa”.

La Saha informa que “se habla de hipertensión arterial (HTA) cuando la persona no puede mantener su presión arterial por debajo de 140 y 90 milímetros de mercurio (mmHg), en sus niveles sistólico (máxima) y diastólico (mínima)”.

Es una enfermedad crónica y controlable mediante la reducción de sal, alimentación sana y equilibrada, y ejercicio físico, además de que existe medicación eficaz y de bajo costo. La comisión de Salud Pública del Concejo Deliberante aprobó el proyecto para promover el consumo responsable de sal.

Derribar un mito

En general, se cree que los diuréticos hacen que las personas eliminen una gran cantidad de orina, pero no es así. “El volumen de líquido que uno va a orinar depende de la cantidad de agua que tome”, aclara el nefrólogo Jorge de la Fuente. “Por el contrario –continúa–, la función de los diuréticos es que se orine con mucha sal para, justamente, eliminarla del organismo. Por eso, son herramientas poderosísimas para tratar la hipertensión arterial”.

Fuente: http://www.lavoz.com.ar/suplementos/salud/hipertension-prioridad-sanitaria

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