La prensa y los investigadores se han centrado en difundir las consecuencias y síntomas del Zika, dejando, en su mayoría, la prevención y las estrategias de combate al gobierno y otras entidades, pero resulta difícil dejar de poner atención en el articular método de batalla que se esta utilizando en Brasil, mosquitos contra mosquitos.
Este virus fue detectado por primera vez en humanos en el año 1952, en países africanos, según detalla la OMS, y en 2013 ofreció un gran brote en la Polinesia, seguido de otro en 2015 en Brasil. En este último fue cuando se detecto que las mujeres embarazadas afectadas por el Zika aumentaban los riesgos de generar hidrocefalia en su progenie.
Una empresa inglesa, Oxitec, desarrollo en 2002 un mosquito modificado genéticamente que combate el Aedes Aegypti, mosquito transmisor de Zika y el Dengue; hace un año, en una localidad del estado de Sao Paulo, Brasil, se comenzó a liberar a este nuevo tipo de insecto a fin de combatir la epidemia, hasta ahora más de 800.000 mosquitos transgénicos se ponen en las calles semanalmente.
Según especialistas de la empresa que ha puesto este programa en funcionamiento, las larvas del mosquito del Zika y el Dengue se redujeron en un 82 por ciento en los barrios en que fue liberado el mosquito de laboratorio; a partir de esto, la incidencia del Dengue disminuyó de 133 casos a 1.
La batalla que las autoridades sanitarias brasileras admiten estar perdiendo, tiene como única esperanza esta legión de mosquitos modificados genéticamente; por ahora, es cuestión de esperar como resulta la guerra de mosquitos contra mosquitos.
