No hay margen para relajarse. El efecto multiplicador de los contagios del coronavirus es veloz y perdura aún en pacientes que mejoran. La advertencia que hizo a comienzos de semana el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Gebreyesus, activa una preocupación en ese sentido. “Las personas con Covid-19 aún pueden infectar a otros después de sentirse enfermos, por lo que las medidas de aislamiento y prevención deben continuar al menos dos semanas después de la desaparición de los síntomas”, señaló el directivo.
El médico infectólogo del Hospital Pirovano Ricardo Teijeiro (M.N. 58065), integrante de la Sociedad Argentina de Infectología, tomó nota de esa información y explicó a Con Bienestar: “Sí, Gebreyesus lo dijo, pero acá no lo decidimos todavía. Esa posibilidad está en evaluación”.
En la conferencia de prensa del lunes pasado, el director de la OMS resumió el estado de situación de la pandemia. Destacó las medidas implementadas para el distanciamiento social que implementaron varios países, como el cierre de escuelas, la cancelación de eventos deportivos y reuniones masivas. Pero puntualizó la falta de “una escalada lo suficientemente urgente en las pruebas, el aislamiento y el rastreo de contactos, que es la columna vertebral de la respuesta” para cortar las cadenas de contagio.
El titular de la OMS dijo que las medidas de cuidado, como lavarse las manos y toser en el revés del codo, son efectivas para reducir la transmisión del virus, pero “por sí solas no son suficientes para extinguir la pandemia”.
Propuso entonces un “enfoque integral” común a los países afectados. La forma más efectiva de prevenir infecciones y salvar vidas es romper las cadenas de transmisión, y para eso, hay que probar y aislar. “No podés combatir un fuego con los ojos vendados, y no podemos detener esta pandemia si no sabemos quién está infectado”, describió el director de la OMS. El organismo envió casi 1,5 millones de pruebas a 120 países, y están trabajando con empresas para aumentar la disponibilidad de pruebas para los más necesitados.
Muchos países ya excedieron su capacidad de atención en los centros de salud para casos leves y están recurriendo a estadios, gimnasios y hoteles para dar cuidados. Los hospitales tienen prioridad para casos graves y críticos.
Se da, además, la atención de pacientes con enfermedad leve en su propio hogar, con especiales recaudos para los cuidadores. La idea es despejar los lugares críticos para dar espacio a los pacientes mayores y aquellos con afecciones subyacentes.
